2013-03-09

La Inferencia del Diseño —William Dembski


El diseño inteligente comienza cuando se da lugar a la siguiente posibilidad: ¿Existen sistemas en la naturaleza que no puedan ser explicados solamente en términos de causas naturales y que exhiban patrones característicos de la inteligencia? Tal posibilidad es legítima de considerar por la ciencia. No obstante, para evaluar científicamente esta posibilidad, tiene que existir un modo fidedigno de distinguir entre eventos que son el resultado de causas puramente naturales y eventos cuya emergencia requiere adicionalmente de la ayuda de una inteligencia diseñadora. (Note que no es estrictamente “una” o la “otra”, como si se tratase de “causas naturales” versus “diseño”; la cuestión es si las causas naturales se encuentran complementadas o no complementadas por un diseño.) El punto central de la inferencia del diseño es trazar tal distinción entre causas naturales e inteligentes.

De forma específica, la inferencia del diseño plantea la siguiente pregunta: si alguna inteligencia estuvo involucrada en algún evento o en la formación de algún objeto, y si no tenemos evidencia directa de tal actividad inteligente, ¿Cómo podríamos determinar si tal inteligencia participó del evento? La pregunta formulada es muy general, pero ha surgido en contextos numerosos, incluyendo a la arqueología, la criptografía, generación aleatoria de números, el SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) y falsificación de datos en la ciencia. Me enfocaré en el caso de falsificación de datos en el que estuvo implicado Hendrik Schön. Este caso remarca la legitimidad de la inferencia del diseño y la vincula a un asunto de verdadera urgencia para la comunidad científica.

El 23 de Mayo de 2002, el New York Times informó acerca del trabajo de “J. Hendrik Schön, de 31 años, un físico de Bell Labs en Murray Hill, N.J., quién en los últimos dos años y medio produjo un conjunto extraordinario de trabajos, incluyendo siete artículos publicados en Science y en Nature, dos de las revistas científicas más prestigiadas.” A pesar de sus credenciales impecables, la carrera de Schön fue puesta en tela de juicio. ¿Por qué? De acuerdo con el New York Times, Shön publicó “graficos que son casi idénticos a los aparecidos en diferentes publicaciones científicas y datos presentados en diferentes expedientes. Incluso, en algunos gráficos, pequeños detalles que deberían haber surgido de fluctuaciones al azar, coincidieron exactamente”. Como consecuencia, Bell Labs nombró a un panel independiente a fin de determinar si Schön “manipulo deshonestamente datos de otras investigaciones publicadas en revistas científicas prestigiosas.” En septiembre de 2002 el panel llegó a la conclusión de que Schön era, en efecto, culpable de falsificación de datos. Luego, Bell Labs despidió a Schön.

Las cuestiones teoréticas que se levantaron en este caso son precisamente aquellas que conciernen a la inferencia del diseño. Para determinar si Schön copio los números, el panel tuvo que percibir dos cosas: que el primer gráfico publicado proveyó un patrón independientemente dado o especificación para el segundo, y que en los artículos de Schön la coincidencia entre los dos gráficos era altamente improbable (o “compleja”) suponiendo que los gráficos hayan sido el resultado de fluctuaciones azarosas. Aquí el azar es incluido y bien comprendido, y debería haber operado sobre los experimentos de Schön como el mismo lo afirmaba. Consecuentemente, el panel buscó e investigo sobre algún mecanismo material desconocido o algún proceso natural que pueda explicar cómo gráficos pertenecientes a experimentos independientes registrados en expedientes diferentes pudieron haber exhibido el mismo patrón de fluctuaciones al azar. Al final, el panel concluyó racionalmente que se trataba de manipulación de datos y diseño. En otras palabras, llegaron a esta conclusión por la identificación de un patrón independientemente dado y altamente improbable, o lo que nosotros denominamos Complejidad Especificada.

No hay forma de escapar de la complejidad especificada cuando inferimos diseño. Las inferencias de diseño aparecen en los casos donde la evidencia es circunstancial y, por consiguiente, carecemos de evidencia directa de una inteligencia diseñadora. Cuando la evidencia directa se encuentra perdida, no hay problema si explicamos un evento como el resultado del azar, aún si es altamente improbable o complejo. Eventos altamente improbables e inespecíficos, después de todo, suceden por azar todo el tiempo. Solo tome una moneda y arrójela al aire unas mil veces. La secuencia precisa de caras y secas que usted observa es inimaginablemente improbable, cada una con una probabilidad de ocurrencia menor que uno en 10300. Pero esta secuencia es inespecífica. Invocar al azar para explicar un evento se convierte en un problema solo cuando, además de ser muy improbable o complejo, también coincide con un patrón dado de forma independiente o especificación.

En el caso de los gráficos de Schön, en el contexto relevante a las hipótesis de azar que caracterizan a las fluctuaciones aleatorias, la coincidencia entre los gráficos debió ser altamente improbable como para causar sospechas sobre Schön. (Si los gráficos fueran meramente histogramas de dos barras con solo unas pocas graduaciones del peso, entonces la coincidencia entre los gráficos sería razonablemente probable y ninguno se habría atrevido a cuestionar la integridad de Schön.) En efecto, el panel determino que era muy improbable que los gráficos encajaran con tal precisión. Sin embargo, la improbabilidad no fue suficiente. Las fluctuaciones aleatorias de cada gráfico, tomadas individualmente, son de hecho altamente improbables. Pero fue la sincronía entre los gráficos lo que levanto sospechas. Un grafico dejó una especificación para el otro de tal manera que, en presencia de improbabilidad, la inferencia de diseño quedó totalmente afianzada.

Pero en sí misma la inferencia del diseño no implica a ninguna inteligencia en particular. Una inferencia de diseño tiene como objetivo demostrar que los datos en los trabajos de Schön fueron manipulados deshonestamente. Sin embargo, no puede demostrar que Schön es el culpable. Identificar al culpable real requiere de análisis causales más detallados — para el caso de Schön , un análisis que fue conducido por un panel independiente designado por Bell Lab. Sobre la base de este análisis, el panel concluyó que Schön era efectivamente el culpable. No solo era el autor principal de los artículos en cuestión, sino también el único entre sus coautores que tenía acceso a los expedientes que produjeron estos sucesos desconcertantes de coincidencia experimental. Lo que es más, todos los protocolos experimentales que estaban bajo la responsabilidad de Schön desaparecieron misteriosamente cuando el panel procuró revisarlos.

En el caso de Shön, la inferencia del diseño aplicada por el panel independiente ilustra la diferencia entre la inferencia del diseño y el argumento del diseño. El argumento del diseño tiene su núcleo en el argumento filosófico y teológico. Intenta establecer la existencia y atributos de una causa inteligente que se encuentra detrás del universo, basándose en ciertas características del universo. En contraste, la inferencia del diseño es un argumento genérico para identificar a los efectos de la inteligencia indiferentemente de las características particulares esta inteligencia, como donde, cuando, cómo o por qué esta inteligencia actúa. (La inteligencia puede ser animal, humana, extraterrestre, singular, plural, inmanente o trascendente). La inferencia del diseño busca una característica en particular —complejidad especificada— y la usa como base para inferir inteligencia. Por consiguiente, cuando un evento, objeto o estructura en el mundo exhibe complejidad especificada, uno infiere que una inteligencia fue responsable de ello. En otras palabras, uno hace una inferencia del diseño. 



Autor: William Dembski -Tiene un Ph.D. en filosofía (Universidad de Illions en Chicago) y un Ph.D. en matematica (Universidad de Chicago). Es uno de los principales teóricos del Diseño Inteligente y ha escrito varios libros sobre la temática. Es autor del primer libro del Diseño Inteligente publicado por una editorial universitaria renombrada: The Design Inference: Elimitating Chance Through Small Probabilities. (Cambridge University Press, 1998). Es investigador del Discovery Institute.

Traductor: Daniel Alonso - Estudia Licenciatura en Ciencias Biológicas en la UNT, Argentina.

Fuente:  Dembski, W. (2004) The Design Revolution: Answering The Toughest Questions About Intelligent Design, IVP Books, p. 75-77.
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